3/1/10

CERESUELA










Ceresuela pertenece geográfica y administrativamente al valle Vio. Se ubica al fondo del valle del Yesa, bajo los picos Comiello y Rayuela, en el sector central de la siempre indómita comarca de Sobrarbe. Es accesible desde Fanlo y también desde Yeba, por pista que tomaremos junto a la ribera del río Ara.

En el año 1488 contaba con 10 casas abiertas, las mismas que le adjudica Pascual Madoz en el año 1845. Antiguamente llegó a abrir más de 20 hogares. Alcanzó su techo poblacional en el año 1910, censando 150 habitantes. Quedó deshabitado a mediados de los años 60.

Tejedor, Rallesa, Marco, Garcés, Abadías, Villa, Quílez, Antón, Villacampa, Sierra, Vital, Carlos o Latorre son algunos de los nombres de las casas que, hasta el momento, hemos podido documentar.

Fue un pueblo principalmente ganadero. Los animales predominantes eran las ovejas y las vacas; también tenían cabras, cerdos y por supuesto conejos y gallinas. El trigo, el centeno y la cebada eran los cultivos principales. También tenían una buena producción de patatas y muchas y ricas manzanas.

Paseando por el núcleo una irremediable sensación de tristeza se apodera de nosotros. La ruina, la maleza y el silencio ganan el partido por goleada. Sus calles se hallan cerradas por los escombros y sus senderos ahogados por la vegetación. Actualmente solo es posible el paso por ciertas zonas -pequeños caminitos- que únicamente las vacas y algún nostálgico recorren hoy.

Todas las viviendas están en ruina absoluta. Destacaba casa Quílez, con su hermosa balconada y chimenea cilíndrica que, milagrosamente, se resiste a caer.

Entre tanta ruina destaca la silueta de la iglesia parroquial. Se trata de un edificio del siglo XVI, quizá alzado sobre los restos de otra iglesia anterior. El ingreso se realiza por el sur, precedido de pórtico, por puerta en arco de medio punto de dovelas decoradas con sogueado. La nave principal está dividida en dos tramos por un fajón y presenta testero recto orientado al este. Hay una segunda nave al sur, más estrecha y corta. Al norte abre una capilla lateral. La torre campanario presenta dos aspilleras en su paño occidental.

Ceresuela tuvo dos ermitas, dedicadas a San Ginés y a San Cristóbal. De la primera apenas quedan algunos restos prácticamente irreconocibles. La ermita de San Cristóbal se halla al oeste del pueblo, a unos 300 metros sobre un emboscado cerro. Se trata de un edificio de cronología moderna, fechable en los siglos XVII-XVIII. Tiene planta rectangular y cabecera de testero plano orientado al este. Aguanta en pie la bóveda de medio cañón de la cabecera, aunque no la de la nave. Ni siquiera los habitantes más mayores de Ceresuela la conocieron en pie.

Celebraban las fiestas el día 25 de agosto y tenían una duración de tres días. Venía gente de muchos pueblos de La Solana y también del valle de Vio. Las fiestas pequeñas se celebraban para San Cristóbal.


Artículo publicado en El Cruzado Aragonés (septiembre de 2019).


Fotografía 1; Iglesia de San Pedro Apóstol  (Cristian Laglera)
Fotografía 2: Viviendas tapizadas por la maleza (Cristian Laglera)
Fotografía 3; Chimenea de casa Quílez (Cristian Laglera)
Fotografía 4; Escuela  (Cristian Laglera)
Fotografía 5; Herrería (Cristian Laglera)
Fotografía 6; Lavadero (Cristian Laglera)
Fotografía 7; Ermita de San Cristóbal (Cristian Laglera)
Fotografía 8; Joaquín, Juan Manuel y Antonio Coronas con Cristian Laglera (Miguel Barrutia)