21/3/10

TORROLLUALA DEL OBICO








Torrolluala del Obico es una pequeña localidad, deshabitada desde finales de los años 60, accesible desde los puntos kilométricos 34 y 35 de la carretera de “la Guarguera”. Allí nace una mala pista de tierra en dirección sur, que tras cruzar el barranco de San Juan y una sucesión de curvas, nos conducirá hasta el despoblado. El núcleo se asienta sobre una suave ladera, a unos tres kilómetros del asfalto.

Su primera mención documental data de 1055. Se trata de un documento donde aparece citado con el nombre de “Torrillola”. En el año 1646 agrupaba tres hogares.

La estructura del núcleo es muy sencilla. Se dispone en una única calle, larga, que desemboca en una pequeña plaza, en donde aún puede verse un horno comunal de pan. Tres de sus cuatro viviendas se sitúan en esta calle. Son elegantes, con hermosas puertas en arco de medio punto. Los nombres de las casas son: Cebollero, Sampietro, Javierre y Sánchez. En el nomenclátor de 1920 aparece con 41 habitantes. En el de 1960 ya solo son 12 los vecinos que aparecen censados aquí. En 1967 casa Cebollero cerraba sus puertas para siempre, quedando el pueblo deshabitado.

A pesar del estado ruinoso de prácticamente todo el caserío todavía encontramos algunos detalles dignos de ser mencionados. Además del horno de pan que antes mencionamos destacaremos la herrería, un par de bordas, un magnífico pozo con pila contigua y dos portadas doveladas de magnífica ejecución. También llamó nuestra atención la clave de la puerta de acceso a casa Javierre, tallada con motivos vegetales.

Aislada, a unos 300 metros hacia el oeste, se localiza la iglesia de San Andrés (s. XVI). Es un edificio de nave única, con capillas laterales y cabecera recta. Todas las estancias se cubren (o cubrían) con bóvedas de medio cañón. Presenta coro a los pies. La torre campanario es la típica de “la Guarguera”; de un solo cuerpo y con dos vanos gemelos en arco de medio punto en lo más alto, similar a la de Sandiás, Fenillosa o la de Castiello de Guarga.

A las afueras del pueblo, en el barranco junto al rio Isuala, se conserva un precioso molino harinero del siglo XVIII de considerable interés. Hemos recibido información de él por diferentes vías pero todavía tenemos pendiente ir a visitarlo y fotografiarlo.

Torrolluala fue un pueblo que sufrió en sus propias carnes el aislamiento, con claro déficit de servicios básicos y vías de comunicación muy deficientes. El médico venía de Secorún o Laguarta, al igual que el cura. Los niños tenían que ir diariamente a la escuela de Torruéllola de la Plana (una hora de ida y otra de vuelta).

Sus cultivos más importantes eran el centeno y la avena, además de los pastos necesarios para la alimentación del ganado, compuesto en su mayoría por ovejas y cabras, además de algún cerdo para la matacía. Gallinas y conejos fueron también animales importantes en el día a día.

Las fiestas grandes se celebraban el día 30 de noviembre en honor a San Andrés. Las pequeñas eran el 20 de enero, en honor a San Fabián.


Artículo publicado en El Cruzado Aragonés (agosto 2020).



Fotografía 1; Calle principal  (Cristian Laglera)
Fotografía 2; Iglesia de San Andrés  (Cristian Laglera)
Fotografía 3; Vivienda en ruina  (Cristian Laglera)
Fotografía 4; Dovela tallada  (Cristian Laglera)
Fotografía 5; Horno de pan  (Cristian Laglera)
Fotografía 6; Magnífica borda  (Cristian Laglera)