17/6/12

BESCÓS DE GUARGA








El título de esta sección (pueblos que fueron) nos viene como anillo al dedo como introducción a la descripción del despoblado protagonista de esta semana. Y es que Bescós de Guarga fue, pero ya no es. Poco reconocible quedaba de este viejo pueblo en nuestra última visita, que data del 2012, así que imaginamos que las cosas no serán mucho mejor en estos momentos.

Bescós de Guarga (antiguo Bescós de Serrablo) es uno de los pueblos vacíos que localizamos en las inmediaciones de la carretera de La Guarguera. Está situado en lo alto de un peñasco, en posición defensiva y vigilante, muy cerca del también despoblado lugar de Villacampa (pueblos que fueron nº 30). Llegaremos a Bescós por una pista de tierra, apta para vehículos todoterreno, que tomaremos desde el Molino de Escartín.

Aparece con un solo fuego en el año 1488, que se incrementan hasta los cinco en 1646. Durante el pasado siglo XX abrió tres hogares; sus nombres eran: Castán, Mairal y Grasa. En el año 1920 censaba 18 habitantes. Solo dos décadas después, Bescós quedó definitivamente deshabitado.

Tuvo ayuntamiento propio desde el año 1834, agregándose al de Secorún en 1845. Una vez despoblados Bescós y Secorún la capitalidad pasó a Laguarta. Estamos ante el primer pueblo que se abandonó de La Guarguera. Esto explica, al menos en parte, porque es el núcleo peor conservado de la zona (con permiso de Fenillosa).

Poco, muy poco queda hoy de Bescós de Guarga. Las viviendas parecen fantasmas heridos de muerte que luchan por mantenerse en pie. En pocos años la maleza borrara todo rastro de presencia humana.

Nos costó reconocer la iglesia de La Inmaculada. Es un edificio de planta rectangular rematado en cabecera recta. Poseía puerta de acceso en arco de medio punto, sacristía y espadaña de un solo ojo a los pies. Es un edificio de cronología moderna, que pensamos que no debe llevarse las allá de los siglos XVII-XVIII.

Las durísimas condiciones de vida, el aislamiento y la poca productividad de sus tierras fueron factores fundamentales para que la gente acabara marchando. El abandono se consumó a comienzos de los años cuarenta, aunque, la realidad es que bastantes años antes de la Guerra Civil ya había comenzado un lento goteo de gente de dejaba el pueblo buscando un futuro mejor. El final, por lo tanto, estaba cantado hacía tiempo. 


Artículo publicado en El Cruzado Aragonés en diciembre de 2021.



Fotografía 1; Bescós de Guarga  (Cristian Laglera)
Fotografía 2; Iglesia de la Inmaculada  (Cristian Laglera)
Fotografía 3; Puerta de una de las casas  (Cristian Laglera)
Fotografía 4; Curiosa aspillera (Cristian Laglera)