29/8/12

SEMOLUÉ







Semolué es uno de los núcleos que, antaño, salpicaron la abrupta geografía del valle de La Solana. Se trata de uno de los núcleos, junto a Cájol y Castellar, situados más lejos del asfalto. Arribaremos por una pista de tierra que parte desde la N-260, carretera que recorre la ribera fiscalina. Semolué fue uno de los pueblos que se vació en los años sesenta como consecuencia del proyecto fallido del embalse de Jánovas.

Sus edificaciones, hoy engullidas por la maleza, se distribuyen por una ladera del barranco de Las Guargas. Durante el pasado siglo XX mantuvo tres hogares abiertos. Sus nombres eran Soldado, Salvador y Gallán. Contaba con 33 habitantes en el año 1910, su cifra más elevada del pasado siglo XX. Existieron más casas en Semolué, si bien, son anteriores a las mentadas anteriormente. Conocemos los nombres de Bernardo, Fita y Praded.

Por fotografías del profesor Adolfo Castán sabemos que las casas Soldado y Salvador eran bloques prismáticos, de dos plantas más la falsa, coronadas por recias chimeneas troncocónicas, con cubiertas de piedra de losa del país. Poco queda hoy de ellas. En el mejor de los casos, algunos muros desafiando la ley de la gravedad.

Tuvo iglesia dedicada a San Salvador, templo de cronología moderna muy deteriorado en la actualidad. Presenta nave única y rectangular encabezada por testero recto. Tiene dos capillas en cada uno de sus muros laterales. Su torre campanario se halla totalmente devorada por la maleza.

 

Artículo publicado en El Cruzado Aragonés en abril de 2022.



Fotografía 1; Llegada a Semolué (Cristian Laglera)
Fotografía 2; Torre de la iglesia de San Salvador  (Cristian Laglera)
Fotografía 3; Interior del templo  (Cristian Laglera)
Fotografía 4; Casa Soldau (Marina González)
Fotografía 5; Vivienda habitada por neorrurales (Marina González)