12/4/14

SAN AVENTÍN






Esta semana toca desplazarnos al sector central de la inabarcable comarca de Ribagorza, lugar donde se halla el pequeño despoblado de San Aventín. Arribaremos por una pista de tierra que tomaremos en las inmediaciones del núcleo de Villacarli, por la carretera que desde el Isábena se dirige a Torre la Ribera. Desde el asfalto hasta San Aventín hay 2.6 kilómetros.

Se trata de una diminuta aldea deshabitada, originalmente de una sola casa, llamada la casa de San Aventín, que pertenecía a una importante familia ribagorzana. Fue durante la segunda mitad del siglo XIX cuando el caserío se amplió, llegando a contar con un máximo de tres hogares.

Lo visitamos por última vez durante el invierno del año 2020, después de una gran nevada. Además de la nieve y los escombros, la maleza había conquistado sus escasas calles. Una sensación de tristeza recorrió nuestro cuerpo, pues no tenía nada que ver este San Aventín con el de nuestra anterior visita, en el año 2013.

Destaca su iglesia parroquial, templo del siglo XII muy transformado en siglos posteriores, especialmente en el XVI. Es un edificio de nave única cubierto con bóveda de cañón y cabecera poligonal. Posee campanario de espadaña de dos ojos. Exteriormente, en la base de su cabecera, quedan vestigios de su ábside original, semicircular, siguiendo los cánones románicos habituales. Su interior contiene dos capillas laterales añadidas a norte y sur que se cubren con sendas bóvedas de cañón. Sobre la puerta de acceso se hallaba un crismón trinitario que parece puede corresponder con uno que se conserva en el Museo Diocesano de Barbastro-Monzón. 


Artículo publicado en El Cruzado Aragonés en abril de 2022.



Fotografía 1; San Aventín (Cristian Laglera)
Fotografía 2; Llegada al núcleo (Cristian Laglera)
Fotografía 3; Iglesia parroquial (Cristian Laglera)
Fotografía 4; Cabecera (Cristian Laglera)