3/12/09

ALAVÉS







Alavés es un pequeño núcleo deshabitado situado en la margen izquierda del río Guarga, en la bajante del puerto de Monrepós, inconfundible por la gigantesca antena de telefonía que lo custodia. La construcción de la nueva autovía ha complicado mucho su acceso, ya que el guardarraíl ha cortado la pista que conducía al pueblo.

 

Su primera mención documental data de septiembre de 1184. Es un documento de la colección diplomática de la catedral de Huesca, allí aparece citado “Iohanne de Alabes”.

Durante el pasado siglo XX mantuvo dos viviendas abiertas, sus nombres eran López y Escartín.  En 1920 todavía conservaba 14 habitantes. Comentar también, como dato curioso, que el 2 de enero de 1936 se produjo el último nacimiento en esta localidad (Mª Pilar Sena Pérez). Eso no impidió que, poco tiempo después, Alavés quedara definitivamente deshabitado.

Sus casas eran modestas, de dos pisos, con vanos adintelados y cubiertas de gruesas losas. Una de las viviendas todavía posee –o al menos poseía en 2015– un pequeño horno de pan adosado, aunque se trataba de un bien comunal. La ventaja es que se podía trabajar desde el interior de la casa y, de esta manera, estaban protegidos de las inclemencias del tiempo. Hacían pan cada 7 u 8 días, y lo guardaban en tinajas de barro para ir consumiéndolo durante toda la semana. En alguna ocasión especial también asaban algún cordero o cabrito.

La iglesia de La Asunción se localiza entre las viviendas. Es un templo del siglo XVII, de nave única y rectangular con cabecera plana. Antes del derrumbe se cubría con bóveda de medio cañón. El acceso se realizaba por puerta que desplegaba arcada de medio punto, abierta en el paramento sur. Contaba con una torre de escasa altura, con dos vanos gemelos en arco de medio punto, similar a las de los cercanos núcleos de Sandiás, Villacampa o Castiello de Guarga. Actualmente solo pervive el arranque de la misma. Dado su lamentable estado actual aportamos una fotografía captada en los años 70 por el profesor Adolfo Castán.

No muy lejos de la iglesia, a unos 100 metros hacia el sur, aunque aislada, se arruina en silencio una magnífica borda dividida en dos partes iguales por una pared interior. Y justo enfrente de este edificio, un sobrio secadero no menos interesante.

Finalizamos comentando que los habitantes de Alavés eran conocidos en la zona cariñosamente con el apodo de  “Motoludos”, en referencia a su obstinada terquedad. 


Artículo publicado en El Cruzado Aragonés en octubre de 2021.



Fotografía 1; Casa Escartín  (Cristian Laglera)
Fotografía 2; Chimenea del horno de pan comunal (Cristian Laglera)
Fotografía 3; Ruinas de la iglesia (Cristian Laglera)
Fotografía 4; Secadero  (Cristian Laglera)
Fotografía 5; Hermoso "camino medieval"  (Cristian Laglera)