Pequeño despoblado situado a unos tres kilómetros al este de Oliván, en el inicio de la pista que se adentra en el corazón de Sobrepuerto. A pie desde Oliván, una hora y media de preciosa caminata.
Su primera cita documental data del año 1063, Berbusa es por tanto un pueblo milenario. En el fogaje del año 1495 aparece con un total de ocho fuegos. Durante primera la mitad del pasado siglo XX mantuvo un total de 10 casas abiertas, con censos que rondaban el centenar de habitantes. Los nombres de las casas eran: Tejedor, Racimo, Pepico, Esteban, Piquera, Blas, Chuanico, Francho, O Pincho y Agustina.
El pueblo se estructura en dos grupos de casas
separadas por el barranco de Toscal, quedando dos de las diez viviendas
(Agustina y O Pincho) aisladas al este por dicho barranco. Al margen de las viviendas
y de sus correspondientes edificios de apoyo Berbusa contaba con casa del
pueblo y del maestro, dos escuelas, abadía (aunque el párroco residía en Oliván)
y la iglesia de San Pedro.
La construcción de la iglesia finalizó en el año 1703,
tal y como reza la inscripción que hay en la clave de la puerta de acceso. Es
un inmueble de nave única, capillas laterales y testero recto. La nave estaba
cubierta con bóveda de cañón con lunetos mientras que las capillas y cabecera
con medio cañón. Todavía conserva la torre campanario en pie, con sus dos vanos
gemelos que se asemejan a dos ojos tristes que miran con resignación la ruina
generalizada de todo el pueblo.
Es curioso que en pueblo no excesivamente grande como
Berbusa hubiera dos escuelas. Parece ser que, al menos durante algunos años,
utilizaron una u otra en función de la climatología.
Los habitantes de Berbusa eran conocidos como “los
carboneros”, y es que, este fue uno de los productos claves en su economía. El carbón
producido en Berbusa se vendía principalmente en Biescas, Sabiñánigo y por todo
el valle de Tena.
Celebraban las fiestas grandes para San Ramón Nonato
el día 31 de agosto. Las fiestas pequeñas eran para Santa Eusebia, el día 29 de
octubre.
Durante la Guerra Civil, la proximidad de Berbusa a
una de las líneas del frente provocó la
evacuación de toda su población, principalmente a la zona de Fiscal. A su
regreso, las irremediables consecuencias de la contienda: casas destrozadas e
inhabitables, tierras devastadas, pérdida del suministro eléctrico, etc. Finalmente
Berbusa quedó deshabitado, siendo los moradores de casa Tejedor los últimos en
abandonar el pueblo.
Artículo publicado en El Cruzado Aragonés (marzo 2019).
Fotografía 2; Iglesia de san Pedro (Cristian Laglera)
Fotografía 3; Una de los dos escuelas (Cristian Laglera)
Fotografía 4; Hermosa borda en la parte baja (Cristian Laglera)