Pequeño despoblado situado a medio
camino del valle de Nocito y la Guarguera, sobre la misma cresta de la sierra
de Belarra. Es bañado por los barrancos de Orlato y Cambón. Ibirque es el
techo de las poblaciones en el área de influencia de la sierra de Guara. Es
accesible por una mala pista de tierra que tomaremos desde el cuello Bail.
Mejor opción es hacerlo por un bello sendero que parte desde la pardina de
Orlato.
Aparece documentado con un solo
fuego en el año 1495. Censaba tres en 1543. A mediados del siglo XIX
aumentaron hasta los cinco. Contaba con 48 habitantes
en el año 1930. Quedó deshabitado en la década de los sesenta.
Hasta este momento hemos
documentado las siguientes casas: Otín, Carilla,
Ciprés, Claver, Laliena, Santolaria y Villacampa. Sus casas fuertes eran
Carilla y Otín; esta última contaba con un magnífico escudo de armas fechado en
el año 1801. Ambas viviendas, al igual que el resto del núcleo, se encuentran
totalmente arruinadas.
Si nos decidimos a visitar Ibirque
comprobaremos que el panorama es desolador: calles tomadas por las zarzas,
tejados desplomados, maderos apuntando al cielo…y un silencio atronador.
Su edificio más destacado es la
iglesia parroquial de San Martín de Tours. Se trata de un edificio de posible
origen románico, aunque lo que hoy nos muestra no puede llevarse más allá de
los siglos XVII-XVIII. Presenta nave rectangular dividida en tres tramos y
cabecera de testero recto; se cubría con bóveda de medio cañón con lunetos. La
torre, que hace años que perdió uno de sus lienzos, presenta un aspecto
fantasmagórico.
Entre tanta ruina llamó nuestra
atención -por su buen aspecto y el tino con el que fue elevada- una borda
situada a escasos metros de la iglesia. Tiene planta rectangular, dos puertas
de acceso y cubierta de piedra de laja a dos vertientes.
Ibirque es uno de los claros ejemplos
de pueblo autosuficiente. Sus tierras eran de buena calidad y no tenían
problemas de agua con dos barrancos y tres buenas fuentes. Cultivaban trigo y
cebada, y en sus huertos había bastante verdura. También tenía fama de tener
unas magníficas manzanas.
Las fiestas se celebraban para San
Martín, el día 11 de noviembre. Venía gente de los pueblos más cercanos. Se
celebraban por todo lo alto y tenían una duración de tres días.
Muy cerca de la pista de acceso se
sitúa, elevado sobre una pequeña loma, el dolmen de Ibirque, uno
de los principales dólmenes de la comarca. Fue descubierto en el año 1949. Es
conocido como “la caseta de las brujas”, por ser una vieja creencia que allí se
resguardaban.
Fotografía 4; Magnífica borda (Cristian Laglera)
Fotografía 6; Dolmen de Ibirque (Cristian Laglera)