4/1/10

PUY DE CINCA










Puy de Cinca, situado en la linde de Ribagorza y Sobrarbe, fue uno de los pueblos afectados por la construcción del embalse de El Grado. Ninguna de sus edificaciones quedó anegada bajo las aguas del pantano, pero sí quedaron inundadas la totalidad de sus tierras de cultivo, motor sobre el que pivotaba la economía del pueblo. La despoblación de Puy de Cinca se produjo a mediados de los años 60.

Alcanzó su techo poblacional a finales del siglo XIX, con un total de 216 habitantes. En el año 1920 todavía mantenía 167 residentes. Llegó a tener cerca de treinta casas abiertas, algunos de sus nombres eran: Plana, Blanco, Latorre, El Rey, Olivar, Trillo, Vidal, El Pon o Vidaller.

Durante los siglos XVI y XVII fue uno de los pueblos más importantes de la zona. Económicamente tampoco le iban mal las cosas, incluso hubo dinero para reformar ampliamente la iglesia, así como para construir varias ermitas en las inmediaciones del núcleo.

La iglesia fue dedicada a San Esteban. Era un edificio de origen románico, originalmente gestado como templo de nave única con cabecera semicircular orientada al este. Posteriormente se construyeron dos nuevas naves, una a cada lado de la central, y se levantó la torre campanario. Varios siglos después de haberse erigido, en enero de 2015, su torre campanario, ya muy dañada, se desplomaba sobre la nave de la iglesia, produciendo la destrucción total del edificio. El 7 de abril del año 2017 le dedicamos un amplio reportaje en este mismo medio, titulado “Puy de Cinca, dos años del hundimiento de su parroquia”.

De entre las viviendas destacaban las casas Plana y Vidal. Ambas contaban con capilla particular en sus bajos, la primera dedicada a La Virgen del Pilar y la segunda a San Roque. Actualmente ambas viviendas son irreconocibles, ya que han quedado reducidas a un amasijo de escombros.

Otra señal de la importancia, antaño, de Puy de Cinca, es que contaba con cuatro ermitas dentro de su término: San Martín, San Pedro, Santa Águeda y la Virgen del Romeral.

Arquitectónicamente hablando la ermita del Romeral es la más importante de las cuatro. Es un edificio románico, fechable en el siglo XII. Presenta nave única, dos capillas laterales y cabecera semicircular orientada al este. También eran muy queridas por las gentes del pueblo las ermitas de San Pedro y Santa Águeda, edificios "modernos" fechables entre los siglos XVII y XVIII. Ambos son templos de planta rectangular, con cabecera de testero plano y puerta de acceso a los pies. El estado de las dos, en la actualidad, deja mucho que desear.

El 8 de septiembre se celebraba la fiesta grande, en honor a la Virgen del Romeral. El 5 de febrero se celebraba Santa Águeda, con hoguera y baile en la ermita de la santa. También había romería a San Martín, conjuntamente con los vecinos de La Aldea, Grustán, Secastilla, Lapenilla, Clamosa, Pano y Panillo. A la ermita de San Martín todavía se acude el domingo de Pentecostés, romería a la que por cierto, hemos tenido el placer de asistir en un par de ocasiones.


Artículo publicado en El Cruzado Aragonés (marzo de 2021).



Fotografía 1; Puy de Cinca (Marina González)
Fotografía 2; Casco urbano  (Cristian Laglera)
Fotografía 3; Casa Trillo  (Cristian Laglera)
Fotografía 4; Casa Vidaller  (Cristian Laglera)
Fotografía 5; Iglesia de San Esteban  (Cristian Laglera)
Fotografía 6; Ermita del Romeral (Cristian Laglera)
Fotografía 7; Ermita de San Pedro  (Cristian Laglera)
Fotografía 8; Ermita de Santa Águeda (Francisco Martí)