30/5/10

PARDINA DE BATARAGUÁ







Bataraguá fue una antigua población medieval reconvertida en pardina posteriormente. Como veremos a continuación Bataraguá fue una población habitada intermitentemente a lo largo de su historia. Si nos centramos en los últimos siglos vemos que aparece citado en el año 1785 como lugar deshabitado y arruinado, pero que de nuevo, a finales del siglo XIX, volvió a reconstruirse y de nuevo cobró vida. Además de la restauración completa de la iglesia se levantaron dos viviendas y varios edificios auxiliares. A pesar de todo este esfuerzo Bataraguá mantuvo población estable durante menos de un siglo, quedando de nuevo abandonado en la segunda mitad del pasado siglo XX.

Dejando aparte su historia, el núcleo lo componen dos viviendas de grandes dimensiones; principalmente una de ellas con una gigantesca chimenea adosada. A diferencia de las chimeneas del Pirineo no es la típica troncocónica, y tiene su arranque en la planta baja de la casa.

Su edificio más destacado es la iglesia de Santa María (s. XII). Es un edificio que ha sufrido gran cantidad de reformas posteriores, las más importantes se realizaron en el siglo XIX, cuando se reconstruyó sobre sus propias ruinas. Un desgastado crismón trinitario nos recibe en la puerta de acceso. Es un templo orientado de nave única y desconcertante cabecera semicircular.

La pardina de Bataraguá se sitúa hoy dentro de una propiedad privada, aproximadamente a medio camino de la carretera que enlaza Caldearenas con el pantano de La Peña.


Fotografía 1; Bataraguá desde la carretera  (Cristian Laglera)
Fotografía 2; Iglesia de Santa María  (Cristian Laglera)
Fotografía 3; Crismón románico  (Cristian Laglera)
Fotografía 4; Cabecera  (Cristian Laglera)
Fotografía 5; Vivienda  (Cristian Laglera)



23/5/10

CANCER





Cancer fue uno de los pueblos que se vieron afectados por la construcción del embalse de Barasona. Una vez más regresamos a tierras ribagorzanas para ocuparnos de uno de los más de setenta núcleos de esta comarca que quedaron deshabitados durante el pasado siglo XX. Parte de sus ruinas permanecen anegadas bajo las aguas del pantano desde el año 1931, fecha en la que se inauguró el pantano.

Para encontrar su primera mención documental tenemos que retroceder hasta el año 1153. También sabemos que, en época moderna, perteneció a la familia Bardaxí de Graus.

Tuvo ayuntamiento propio desde el año 1834, aunque acabó agregándose al de Barasona en 1845. Finalmente paso a pertenecer al de  Graus en 1920. Siempre fue un pueblo pequeño. Según nuestros datos no sobrepasó las cuatro viviendas, sus nombres eran: Clareta, Castillo, Perat y Pontín. En las primeras décadas del pasado siglo XX mantuvo una población cercana a los 25 habitantes.

Del pueblo todavía son visibles dos de las viviendas y varios pajares y bordas. Todos los edificios se hallan en ruina. Se localizan a ambos lados de la pista de acceso y también por debajo de la iglesia, cerca de las aguas del embalse.

Precisamente la iglesia es su edificio más destacado. Está dedicada a San Miguel. Se trata de un edificio de origen románico (s. XII-XIII), aunque las posteriores reformas barrocas han desfigurado bastante su aspecto. Se trata de un templo de una sola nave finalizado en ábside semicircular. Cuenta con una capilla lateral de época posterior abierta en su muro suroeste. La nave se cubre con bóveda de cañón apuntada y el ábside con cuarto de esfera; la capilla lo hace con medio cañón. Tenía coro de madera a los pies.

Según Pascual Madoz  en esta iglesia se guardaba una arqueta con el cuerpo del apóstol San Bernabé. Esta arqueta pasó a la iglesia de Pueyo de Marguillén y posteriormente a la iglesia de San Miguel de Graus.

A escasos metros de la iglesia queda la base de un crucero cuadrangular sobre el cual se alzaba la cruz de término.

La gente de Cancer se dedicaba principalmente al cultivo de trigo, legumbres y frutas. El comercio se reducía a la exportación del vino que les sobraba; todavía encontramos varios cubos de vino situados en el espacio que hay entre la iglesia y el pantano.

El acceso lo realizaremos desde la carretera que lleva de Graus a Aguinaliu. Unos metros antes de cruzar el puente que pasa sobre el río Sarrón, nace una pista de algo más de dos kilómetros que nos conducirá hasta el despoblado. 


Artículo publicado en El Cruzado Aragonés en diciembre de 2020.




Fotografía 1; Iglesia de San Miguel Arcángel (Cristian Laglera)
Fotografía 2; Cabecera (Cristian Laglera)
Fotografía 3; Base de crucero (Cristian Laglera)


16/5/10

PORTASPANA







Pequeño despoblado ribagorzano situado en la margen izquierda del río Isábena, aproximadamente a unos cuatro kilómetros al este de Graus. Desde Portaspana disfrutaremos de unas fantásticas vistas de una buena parte del valle, de Graus y de Capella.

En su máximo nomenclátor del pasado siglo XX Portaspana censó 19 habitantes, fue en el año 1920. La totalidad del núcleo se encuentra devastado, siendo complicado la aproximación a la mayoría de los edificios.

Fue un lugar de cinco casas, destacando sobre el resto casa Montanuy. Era la más importante de todas, una casa de gran tamaño e interés, en la puerta de acceso tiene labrada la fecha de 1564. 

Su iglesia está dedicada a Santa Margarita. Es una construcción de origen románico, de mediados del siglo XII. El templo sufrió importantes remodelaciones en épocas posteriores, principalmente durante los siglos XVI y el XVII.

Otro edificio de interés lo encontramos en el camino de acceso, aunque no es fácil de localizar. Es una pequeña ermita románica dedicada a San Bartolomé. De la construcción original sólo queda el ábside semicircular; el edificio fue posteriormente reconvertido en borda.

Llegaremos hasta Portaspana por una pista que tomaremos junto al puente de la carretera que lleva de Graus a Benabarre, junto a una gravera. Son cinco kilómetros de pista en buen estado, aunque lo mejor es realizarlos con un vehículo todoterreno. 


Fotografía 1; Portaspana (Cristian Laglera)
Fotografía 2; Iglesia de Santa Margarita (Cristian Laglera)
Fotografía 3; Ábside  (Cristian Laglera)
Fotografía 4; Casa Montanuy (Cristian Laglera)
Fotografía 5; Ermita de San Bartolomé (Francisco Martí)


9/5/10

ALDEA MORA (BRUALLA)







Pequeño núcleo despoblado situado a unos cuatro kilómetros al norte de Graus, a la derecha de la carretera secundaria HU-V-6441 que sube en dirección a Troncedo. Al salir del asfalto una cadena nos impedirá el paso y tendremos que dejar el vehículo para continuar a pie. En cualquier caso desde este punto estaremos a algo más de un kilómetro de nuestro destino, o lo que es lo mismo, diez minutos escasos.

No fue siempre fue conocido con el nombre de Aldea Mora, pues su primitivo nombre fue Brualla. Tengamos en cuenta que estamos ante un pueblo de origen medieval, deshabitado y habitado intermitentemente con el paso de los siglos. El cambio de nombre se produjo a mediados del pasado siglo XX, cuando una persona apellidada Mora compró la aldea pasando a ser conocida desde ese momento con el nombre de Aldea Mora.

Buscando viejos censos y nomenclátores vemos que aparece citado con 13 habitantes en el año 1900. Por aquel entonces abría dos hogares. Quedó definitivamente deshabitado a finales de la década de los sesenta.

Las viviendas tienen buenas dimensiones. Se construyeron con mampostería de arenisca y se techaron con piedra de laja. Una casa tiene dos plantas y la otra tres. Todavía es posible el acceso al interior de una de ellas por hermosa puerta en arco de medio punto. A su alrededor se sitúan los edificios de apoyo: un par bordas, un arnal, una bodega, varios corrales...

Entre tanta ruina brilla con luz propia la iglesia parroquial de Santa Bárbara (s. XII). Es un edificio de nave única con los paramentos encalados de planta rectangular y cabecera semicircular orientada al este. Interiormente todo es ruina. Apenas perviven los arranques de la bóveda de medio cañón que cubría la nave; sin embargo, aguanta milagrosamente en pie la bóveda de cuarto de esfera de la cabecera. Exteriormente los muros están reforzados por cuatro gigantescos contrafuertes, uno de ellos está situado en el mismo centro del ábside.

Además de la iglesia, destaca una torre de planta cuadrangular y tres alturas construida en el siglo XVI. Forma conjunto junto a la iglesia y el cementerio. En sus últimos años de uso fue utilizada como pajar-palomar; este fue su último servicio antes de quedar abandonada junto al resto de edificaciones.


Artículo publicado en El Cruzado Aragonés (noviembre de 2019).



Fotografía 1; Llegada a la Aldea Mora (Cristian Laglera)
Fotografía 2; Vivienda  (Cristian Laglera)
Fotografía 3; Pajar - palomar (Cristian Laglera)
Fotografía 4; Iglesia de Santa Bárbara (Cristian Laglera)
Fotografía 5; Cabecera  (Cristian Laglera)