2/12/18

PARDINA CERCITO






El punto de partida es la carretera A-132, punto kilométrico 56, entre Villalangua y Bailo. Allí nace una corta pista de tierra que en algo menos de dos kilómetros nos conducirá hasta la pardina de Cercito, que se halla a la derecha de la misma.

Se trata de una zona en la que se localizan sin dificultad gran cantidad de pardinas: Nueveciercos, Chaz, Rompesacos, Pequera... En su gran mayoría fueron compradas por Patrimonio Forestal del Estado, y salvo alguna excepción, su estado general es de ruina absoluta.

La pardina de Cercito consta de una vivienda y sus correspondientes edificios de apoyo.
La vivienda presenta una alargada fachada principal, arruinada, con la cubierta hundida y la maleza campando a sus anchas por su interior. En el dintel de la puerta se lee la fecha de 1899. Tenía horno y hogar en su primera planta. El investigador Adolfo Castán documentó en los años 80 una ventana con la fecha de 1870, vano que nosotros no supimos detectar (quizá ya no exista).

Alrededor de la casa se localizan los diferentes edificios auxiliares, estando situados la mayoría al norte de la vivienda.

La pardina de Cercito, como tantas otras, hoy solo sabe de soledad, ruina y olvido, pero no conviene olvidar que antaño fue un lugar lleno de vida y trabajo, mucho trabajo. Un medio de aprovechamiento de los recursos, una manera de vivir que nos parece muy lejana, pero escasamente a pasado medio siglo desde que estas pardinas comenzaron a cerrar sus puertas.


Fotografía 1; Llegada a la pardina -vivienda- (Cristian Laglera)
Fotografía 2; Vista desde el norte  (Cristian Laglera)
Fotografía 3; Año 1899  (Cristian Laglera)
Fotografía 4; Magnífico arco  (Cristian Laglera)