29/1/12

TRICÁS







Tricás es otro de los pueblos deshabitados que encontramos en el interior del valle de La Solana. Perteneció al extinguido municipio de Albella y Jánovas hasta los años setenta, momento en que fue adsorbido por Fiscal. El acceso lo realizaremos desde la carretera N-260, muy cerca de la localidad de Santa Olaria. Allí nace una pista de tierra de algo más de cuatro kilómetros que nos conducirá hasta nuestro destino. A pie, siempre en subida, alrededor de una hora.

A pesar de que no hay muchas citas documentales sobre este lugar, sí sabemos que en el siglo XVI era propiedad del rey. Tricás es citado con nueve fuegos en el fogaje del año 1495, si bien es cierto que sus casas se contabilizan junto a las de Lacort. Aparece con cinco casas y 49 habitantes en el nomenclátor del año 1887.

Fue uno de los pueblos afectados por la construcción del pantano de Jánovas, faraónica obra que acabó con la expropiación y expulsión forzosa de las más de 150 familias que habitaban el valle de La Solana y la Ribera del Ara.

A comienzos del pasado siglo XX  Tricás aún mantenía seis viviendas habitadas, cuyos nombres eran: Brotillo, Fuertes, Jaime, Lascorz, Matías y Sampietro. En el momento de su abandono (década de los 60), eran solamente tres las casas que mantenían población. En el año 1900 aparece con 51 habitantes censados. Solo medio después, la cifra se reduce hasta los 15.

Las viviendas son volúmenes rectangulares de dos plantas más la falsa o granero, cubiertas con tejados a dos aguas de no excesiva pendiente. En septiembre del pasado año lo visitamos por última vez. Encontramos el pueblo muy mermado e intransitable. Las viviendas no eran ni la sombra de lo que vimos en el año 2006, cuando pisamos su trazado urbano por primera vez. Tan solo destacar alguna ventana adintelada y una chimenea prismática rectangular, que aguantaba en pie milagrosamente.

Entre tanta ruina brilla con luz propia la iglesia Santa Águeda y Santa Inés. Es un templo del siglo XVI, alzado con aparejo de mampostería y sillarejo. Presenta nave única abovedada, capillas laterales y cabecera de testero plano orientado al este. La torre campanario, de un cuerpo, se levanta sobre la sacristía. Teníamos fotografías interiores del templo de las visitas de los años 2006, 2011, 2012 y 2014. En 2021 el acceso a su interior ya no fue posible.

En las inmediaciones de Tricás, dominante sobre el cerro de San Salvador, localizamos los vestigios de un despoblado medieval llamado Esa. Además del despoblado localizamos también los arrasados restos de su iglesia, inédita. Si la toponimia no nos engaña debió estar dedicada a San Salvador.


Artículo publicado en El Cruzado Aragonés en enero de 2022.



Fotografía 1; Calle principal (y única)  (Cristian Laglera)
Fotografía 2; Viviendas  (Cristian Laglera)
Fotografía 3; Chimeneas  (Cristian Laglera)
Fotografía 4; Iglesia de Santa Águeda y Santa Inés (Cristian Laglera)
Fotografía 5; Borda en ruina  (Cristian Laglera)



22/1/12

ARUEJ







Aruej o Aruex fue un importante señorío de origen visigótico sin censo oficial desde comienzos de los años setenta del pasado siglo XX. Sus primeras referencias datan del siglo VII, si bien adquiere gran importancia en la alta edad media, siglos XI y XII principalmente. Aruej da nombre a lo que actualmente son los términos de Villanúa y Castiello de Jaca, conocidos como el Valle de Aruej. Por si alguien no lo ha deducido todavía, estamos en la siempre fascinante comarca de La Jacetania.

Acceder a Aruej no conlleva ninguna dificultad. Se sitúa en la margen izquierda de la carretera de Canfranc (N-330), poco antes de llegar al núcleo de Villanúa. Las edificaciones de Aruej se divisan perfectamente desde la carretera.

En el nomenclátor del año 1878 aparece con dos casas abiertas -Acín e Izuel-. Permanece oficialmente deshabitado desde los años setenta del pasado siglo XX. Casa Izuel fue la última que cerró su puerta definitivamente.

Arquitectónicamente hablando hay dos elementos que destacan sobre el resto. El primero es una interesante torre defensiva de planta cuadrangular del siglo XVI. En nuestra última visita, que data del año 2014, había perdido la cubierta. Este tipo de construcciones confirman los momentos convulsos y de inseguridad que se vivieron en el Pirineo durante los siglos XV y XVI. Una pena ver como se arruina, ante la indiferencia general, este inmueble que ronda ya los 500 años de antigüedad.

El segundo de los elementos que queremos destacar es la iglesia románica de San Vicente Mártir (s. XI). Es un edificio de planta rectangular encabezado por un ábside semicircular canónicamente orientado. La puerta de ingreso, magnífica, abre en el muro meridional. Durante el siglo XVIII fue parcialmente destruida por un incendio. Esto, unido a su actual abandono, hace que su estado actual deje mucho que desear. En enero del año 2010 fue incluida en la Lista Roja del Patrimonio de la asociación Hispania Nostra, aunque, parece que no le ha servido de mucho… lamentablemente.



Artículo publicado en El Cruzado Aragonés (marzo de 2021).


Fotografía 1; Aruej (Cristian Laglera)
Fotografía 2; Casa Izuel  (Cristian Laglera)
Fotografía 3; Iglesia de San Vicente Martir  (Cristian Laglera)
Fotografía 4; Cabecera  (Cristian Laglera)
Fotografía 5; Torre defensiva  (Cristian Laglera)

15/1/12

SORIANA






En esta ocasión nos trasladaremos hasta el sector sureste de la siempre indómita y apasionante comarca de Ribagorza. Soriana, nuestro despoblado protagonista, es una pequeña aldea ubicada entre Caserras del Castillo y Estopiñán del Castillo, en la misma linde de las comarcas de Ribagorza y Litera. Se sitúa entre dos promontorios rocosos que la dividen en dos pequeños barrios.

Fue un lugar pequeño, muy pequeño. En sus años de máximo esplendor llegó a tener cuatro casas abiertas y un máximo de 41 habitantes (año de 1910). El abandono del lugar se produjo a mediados del pasado siglo XX.

En privilegiado emplazamiento, presidiendo, se alzó la ermita de Santa Marina. Se trata, sin duda, del edificio más destacado del núcleo. Es una construcción románica, de mediados del siglo XI. Posee planta rectangular y cabecera semicircular orientada al este, con puerta de acceso por el costado norte. A los pies, en lo más alto, se yergue orgullosa la pequeña espadaña.

Bajo la iglesia, diseminadas por la ladera, se arruinan en soledad las viviendas que  constituyen el núcleo de Soriana. Poco, muy poco queda ya de todas ellas. Hace algunos años aún pudimos fotografiar un par de puertas en arco de medio punto de ladrillo y una ventana enrejada a través de la cual solo se ven derrumbes. Y poco más…

Hasta hace unos pocos años todavía se reunían los antiguos vecinos cada 18 de julio (festividad de Santa Marina) para celebrar las fiestas del pueblo.


Artículo publicado en El Cruzado Aragonés en febrero de 2022.




Fotografía 1; Soriana  (Cristian Laglera)
Fotografía 2; Vivienda  (Cristian Laglera)
Fotografía 3; Ermita de Santa Marina  (Cristian Laglera)
Fotografía 4; Pilaret de San Vicente Ferrer, a la entrada de Soriana  (Cristian Laglera)



7/1/12

PUYUELO








Estamos en el valle del río Ara, entre Fiscal y Boltaña. Puyuelo es uno de los casi veinte pueblos deshabitados que encontramos en el valle de la Solana y la ribera del Ara. Se sitúa a 826 metros de altitud, asentado sobre una escarpada ladera justo enfrente de Jánovas, hacia al norte.

Buscando viejos censos y fogajes encontramos que aparece citado con un solo fuego en el año 1488, que se incrementan hasta los dos en los años 1495 y 1543. En 1646 alcanza los tres fuegos, número que mantuvo hasta comienzos del siglo XX. En su máximo nomenclátor del pasado siglo aparece con 27 habitantes en el año 1910.

Los nombres de las tres casas que mantuvo Puyuelo abiertas en el siglo XX eran Gallán, Chuan-Périz y el Fraile. Casa el Fraile cerró sus puertas antes de la Guerra Civil; sus habitantes emigraron a Francia bastantes años antes de quedar deshabitado el pueblo.

Paseando por sus desdibujadas calles comprobamos que el estado del núcleo es desolador. Muros engullidos por la maleza, ventanas a través de las que se ve el azul del cielo, grandes losas que techaban las viviendas por el suelo… Aun así, entre tanta ruina, es de justicia destacar un par de hermosas chimeneas típicas de la zona.

Junto a las viviendas (en el centro del caserío) se localiza la herrería, presente en gran parte de los despoblados de nuestra provincia, por pequeño que sea el núcleo, muestra de la importancia que tuvo este oficio antaño.

Otro edificio de obligada mención es la iglesia parroquial de San Juan Bautista. Se sitúa en la parte más alta del pueblo, presidiendo. Es un modesto templo construido con aparejo de sillería. Tiene una sola nave de planta rectangular y testero plano. Se accede al interior por una puerta situada en el paramento sur, y sobre ella, se alza orgullosa la espadaña campanario de un ojo resguardada por un pequeño tejadillo de losas. Fechable entre los siglos XVII y XVIII.

Sus tierras de cultivo eran más bien escasas y poco productivas. Cultivaban principalmente trigo. También tenían buenas verduras y patatas.

Las fiestas se celebraban para el verano, el día 29 de agosto; tenían una duración de dos días. Acudían vecinos de los pueblos cercanos como Villamana, Lavelilla o San Martín, entre otros lugares.


El acceso lo realizaremos desde el también deshabitado lugar de Lavelilla, junto al silo de sal que hay al pie de la carretera N-260. Allí nace un sendero de poco más de un kilómetro que nos conducirá hasta Puyuelo en una media hora. No hay pérdida posible, pues nunca lo perderemos de vista.


Artículo publicado en El Cruzado Aragonés (noviembre 2018).


Fotografía 1; Puyuelo visto desde la iglesia (Cristian Laglera)
Fotografía 2; Núcleo urbano (Cristian Laglera)
Fotografía 3; Hermosa chimenea (Cristian Laglera)
Fotografía 4; Iglesia de San Juan Bautista (Cristian Laglera)
Fotografía 5; Interior del templo; ruina (Cristian Laglera)



18/12/11

SAN HIPÓLITO (SAN PÓLIZ)







Esta semana toca desplazarnos hasta el sector septentrional de la comarca del Somontano de Barbastro, allí donde el Sobrarbe y el Somontano se dan la mano. Nuestro objetivo es el despoblado de San Hipólito, pequeño núcleo deshabitado perteneciente  al municipio de Bierge. Aunque tenemos varias opciones de llegar hasta el desvencijado caserío, nosotros siempre lo hemos hecho desde Las Bellostas, caminando, por larga y restringida pista de tierra.

Al menos durante el pasado siglo XX San Hipólito fue un lugar de dos casas: Español y Sierra. En el año 1930 aparece citado con 14 habitantes.

El núcleo se sitúa muy cerca de la pista, en una zona repoblada de pino, cerca de la confluencia del río San Lázaro con el Mascún. San Hipólito se estructura en torno a una pequeña placeta en la que se encuentra la iglesia parroquial, de la que hablaremos más adelante.

De las dos viviendas destacaremos casa Español. Se trata de una sobria casona, con puerta adintelada abierta al sur con fecha de 1856. El XIX fue un siglo de renovación arquitectónica en esta zona, a pesar de ser pueblos no excesivamente ricos. Hace algunos años todavía pudimos fotografiar algunos elementos de interés, como sus bajos abovedados, un magnífico horno de pan, una alacena o una estrella pirenaica de seis puntas perforada sobre la escalera de acceso a la segunda planta, entre otras cosas. Lamentablemente, según nos informaron recientemente, la vivienda ha sufrido un derrumbe con graves consecuencias arquitectónicas. 

La iglesia es el edificio mejor conservado en la actualidad. Es un templo edificado a lo largo del siglo XVII, de nave única y cabecera de testero recto. Interiormente, nave y cabecera se cubren con bóvedas de medio cañón. Tiene coro de madera, en alto, en la zona de los pies. Posee una pequeña torre campanario de un solo cuerpo adosada a uno de sus costados.

Al norte se sitúan los edificios de apoyo, entre los que destaca una hermosa herrería. Tiene planta rectangular y está techada a doble vertiente con piedra de losa del país.



Artículo publicado en El Cruzado Aragonés en octubre de 2021.


Fotografía 1; San Hipólito desde el camino de Letosa (Cristian Laglera)
Fotografía 2; Casa Español  (Cristian Laglera)
Fotografía 3; Año 1856  (Cristian Laglera)
Fotografía 4; Iglesia de San Hipólito  (Cristian Laglera)
Fotografía 5; Pequeña herrería  (Cristian Laglera)


11/12/11

BERROY








Berroy es otro de los pueblos que “engordan” la ya de por sí amplia lista de pueblos deshabitados situados en la comarca de Sobrarbe. Se sitúa en la vertiente sureste del pico Berroy, aprovechando su cara menos pendiente. Todo un balcón natural desde donde disfrutaremos de unas privilegiadas vistas de una buena parte del valle del río Ara. Se puede llegar en vehículo todoterreno por pista que tomaremos en las inmediaciones de Bergua. Otra opción es hacerlo a pie, como lo hicimos nosotros, por sendero que parte desde la pequeña localidad de Lardiés.

Sabemos que pertenecía al arcedinato de Rava en al año 1279. Aparece documentado con cuatro fuegos en los años 1495 y 1609. Ya posteriormente, en época moderna, llegó a tener un máximo de 16 hogares. Estos son los nombres de las casas que, hasta el momento, hemos documentado: Sanromán, Sasé, Franco, Marcela, Lucas, Benita, Ballarín, Gaitero, Lacasa, Marina y Santolaria. En el año 1920 Berroy censaba 90 habitantes. Quedó deshabitado a finales de los años sesenta.

Las casas se edificaron sobre la ladera, aparentemente sin ningún orden. Casa Sasé llamó nuestra atención desde el primer momento. Se sitúa al oeste del caserío. Es una impresionante casona de tres plantas que forma un conjunto cerrado al exterior con sus correspondientes edificios de apoyo. La puerta de acceso es adintelada con bisel, con interesante dintel decorado por piquillo conopial coronado por una cruz, en donde se señala en año de 1774. También llamó nuestra atención un pozo adosado a la cocina, a cuya parte superior
 se accedía directamente desde una ventana abierta en la misma cocina. Y por supuesto su chimenea, típica troncocónica de la zona, que todavía muestra un aspecto más que digno.

Brilla con luz propia, a pesar de la ruina, la iglesia de San Ramón Nonato (s. XVI). Se trata de un templo con planta de cruz latina y triple cabecera plana. La torre de dos pisos se superpone al ábside central y la sacristía se ubica en el costado sur de la cabecera. En las capillas hay restos de pinturas barrocas, posiblemente de mediados del siglo XVIII.

Muy cerca de la pista que baja a Bergua se encuentran las ruinas de una ermita dedicada a Santa Marina. Se trata de una ermita alzada en el siglo XIX, posiblemente sobre los restos de alguna ermita de cronología anterior. Se construyó con aparejo de mampostería. Tiene planta rectangular y cabecera plana. Aguanta en pie la bóveda de cañón de la cabecera, aunque se ha hundido la estructura de madera que cubría la nave. La puerta de acceso, de dintel monolítico, abre a los pies.

Las fiestas de Berroy se celebraban el día 31 de agosto, día de San Ramón Nonato.



Artículo publicado en El Cruzado Aragonés en (noviembre de 2019).


Fotografía 1: Berroy (Cristian Laglera)
Fotografía 2; Casa Sasé (Cristian Laglera)
Fotografía 3; Chimenea de casa Sasé (Cristian Laglera)
Fotografía 4; Iglesia de San Ramón Nonato  (Cristian Laglera)
Fotografía 5; Triple cabecera  (Cristian Laglera)